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lunes, 22 de septiembre de 2014

Crítica: Boyhood (Momentos de una vida)


No creo ser capaz, por mucho que lo intente, de poder transmitiros la maldita maravilla que es esta película. Pero puede que si clicais en este enlace mientras me leéis 
(https://www.youtube.com/watch?v=1r-XxC0mba8), esté un poquito más cerca de conseguirlo.


(En serio, dadle al enlace antes de seguir leyendo)

Antes de empezar, el DATO que hay que saber sobre esta película es que han tardado en rodarla 12 años. Y no, no hubo ningún problema en el rodaje, sino que el bonico de Linklater tuvo la maravillosa idea de contarnos la adolescencia de un chico, pero para ello, iba a grabar sólo unos pocos días cada año. Todo para esperar a que el chico creciera con la película, con la historia y con nosotros.



He de reconocer que había cierto recelo en mi cuando me acercaba a la sala. “Si la ha rodado a lo largo de 12 años, te pongas como te pongas, la peli va a ser inconexa, es imposible que la historia no se resienta. Va a haber elipsis muy raras, seguro.”

Y tenía razón, la película es inconexa, tiene algunas elipsis raras. Pero no tenía razón, la historia es PERFECTA. Es el golpe más sincero, directo y honesto a la nostalgia jamás filmado. En serio, si aún os funciona esa cosa que late dentro de vuestro pecho id a verla ahora mismo. Parad de leerme, cerrad el ordenador e id a una maldita sala de cine. No os arrepentiréis. Y si os arrepentís no volváis nunca por aquí, no íbamos a llevarnos bien.



Hay un momento en que alguien dice lo siguiente:


“You know how everyone’s always saying seize the moment?” she asks. “I don’t know, I’m kind of thinking it’s the other way around, you know, like the moment seizes us.”

"¿Sabes eso que siempre dice todo el mundo de atrapar el momento? No sé, lo he pensando un poco y creo que es al revés, ya sabes, es el momento el que nos atrapa a nosotros".


Y ni más ni menos eso es lo que hace la película. Te atrapa y no te suelta. Y creedme, cuando la película dura 164 minutos y la trama se “limita” a contarnos anécdotas de la muy normal vida de un chico cualquiera, eso es un gran, gran, gran (y van tres gran) mérito.

Porque no quiero engañar a nadie. Alguien sin alma podría describir la película como poco más que un mero anecdotario. No esperéis grandes giros, grandes conflictos, grandes nadas. Linklater ha usado su magia lo mejor que sabe y ha filmado la vida. Simplemente la vida. TAN SÓLO la vida.


“¿Y la vida es esto? Yo me esperaba más…” Habrá quien diga eso, la propia peli lo dice. ¿Pues sabéis qué? Si la vida es eso, a mi póngame dos por favor. Para llevar.


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